19 de noviembre de 2008

Curiosidades... (¡A ver si las comentais!)

1) Los censores de la época de William Shakespeare censuraron de su obra "Hamlet", nada más y nada menos, que... !!doscientas líneas!!.

"Ser o no ser...esa es la cuestión..."

2) La lápida donde están sepultados los restos del dramaturgo William Shakespeare en Inglaterra será reparada pese a llevar un epitafio que advierte de que caerá una maldición sobre el que se atreva a moverla.

La tumba del Bardo será reparada como parte de unos arreglos en la iglesia de la Santísima Trinidad, en la localidad de Stratford-on-Avon, donde nació el escritor.

La lápida, que los arquitectos aseguran que no moverán, lleva un grabado que reza: "Bendecido sea el hombre que no moleste estas piedras/Y que la maldición esté en el que mueva estos huesos".

El escritor inglés, bautizado en abril de 1564 y enterrado 52 años después en esta iglesia, fue al parecer el que dejó escritas estas líneas antes de morir. La advertencia del llamado Bardo de Avon ha ayudado a mantener su lápida intacta durante casi cuatro siglos.

Ian Stainburn, portavoz de los arquitectos "Stainburn Taylor", encargados de estos trabajos de reparación del templo, ha señalado que los restos del escritor no serán tocados.

El portavoz ha explicado que la lápida debe ser arreglada puesto que resultó erosionada por el paso del tiempo.

3) En la antigua Inglaterra la gente no podía tener sexo sin contar con el consentimiento del Rey (a menos que se tratara de un miembro de la familia real). Cuando la gente quería tener un hijo debían solicitar un permiso al monarca, quien les entregaba una placa que debían colgar afuera de su puerta mientras tenían relaciones. La placa decía "Fornication Under Consent of the King" (F.U.C.K.). Ese es el origen de tan "socorrida" palabrita...

8 de noviembre de 2008

La Cunillé (Art. Sugerencia de Reichel 2º)

(TONI POLO, El Público) BARCELONA - 05/11/2008 -"EL BURDEL" El rey, no sabemos si en pijama o no, la noche del golpe de Estado frustrado de Tejero, estaba en un burdel de carretera, cerca de la frontera francesa. Por lo menos, ahí estaba el personaje de la obra El bordell que se hace llamar rey de España. Aquella noche de tempestad coincidió con un militar, un político y un banquero, que decidieron comprar el lupanar. La obra, escrita por Lluïsa Cunillé y dirigida por su colega Xavier Albertí, se estrena esta noche en el Lliure y estará en cartel hasta el día 30. La escena se sitúa el 23 de febrero de 2006, cuando los variopintos personajes hablan de lo que ha sido de ellos: del fracaso de sus vidas. Estamos ante fantasmas producidos por la imaginación teatral. Personajes decrépitos. Cunillé nos brinda una poetización de la decrepitud de unos tipos que "tienden a actos heroicos que no culminarán nunca", explica Albertí. Cada uno de los tipos del burdel, aunque con toda su originalidad, está inspirado en un personaje de Shakespeare: el viejo militar, en Coriolano; el viejo banquero, en Timón de Atenas, el viejo político, en el Rey Lear... Además, un toque del Valle Inclán más esperpéntico les acaba por dar personalidad propia. Metáforas históricas A pesar de las evidentes apariencias, la obra no pretende ser revisionista ni defender ninguna postura política. Interesan los caracteres de cada protagonista más que el trasfondo. "No estamos ante ningún ensayo sobre la memoria histórica", advierte Xavier Albertí. Sin embargo, el director concede que los personajes aportan evidentes metáforas del cuarto de siglo trans-currido: así, el político es un travestido (léase chaquetero), o un joven de 16 años que aparece por ahí, padece amnesia (léase el olvido histórico que sufre su generación)... La prueba de que no hay intención didáctica es que estas circunstancias autóctonas de la realidad española, no impiden que la obra sea perfectamente comprensible por una extranjero. Éxitos de los setenta Todo está regado de una profunda ironía, marca de la casa. En el burdel no ha pasado el tiempo. Siguen sonando los grandes éxitos de los años setenta, por supuesto, en discos de vinilo. "La escenografía podría haber salido de una foto real de la época", comenta Albertí. Lluïsa Cunillé ha asistido a todos los ensayos. Así ha ido puliendo el texto. Es su estilo. El guión definitivo se ha acabado, prácticamente, al dictado de los actores. Esta última obra de la dramaturga catalana, por lo tanto, no aparece entre las 10 que han sido seleccionadas por Edicions 62 en el libro Deu peces (Diez piezas), que acaba de salir a la venta.